1.- Dicotomía del control.
Es la base de todo, la habilidad clave. Entender qué está bajo tu control total y qué no lo está. Céntrate en actuar lo mejor posible en todo lo que puedas controlar. Con valentía, justicia, sabiduría y templanza.
2.- Prestar atención plena.
O Prosoche, que significa Atención Plena al momento presente. La atención plena en uno mismo es ser consciente de las emociones y pensamientos que nos surgen.
3.- Adversidad como oportunidad.
Los antiguos estoicos veían cada adversidad como una oportunidad que los dioses les enviaban para poner a prueba su carácter. Ante cada dificultad, busquemos en nuestro interior las fortalezas que tenemos para hacerles frente.
4.- Vista desde arriba.
Ejercicio clave para entrenar el cambio de perspectiva. Imagina que eres un pájaro que se va alejando hacia arriba. Viendo el mundo desde el cielo, te darás cuenta de que tu problema es uno más de los que hay en el mundo.
5.- Acciones, no palabras.
Para los estoicos, un filósofo no es alguien que conoce muchas palabras en griego y que habla sobre ideas abstractas. Un filósofo es alguien que practica el arte de vivir, que actúa con prudencia, con autocontrol, con bondad, con coraje. Actúa.
6.- Memento Mori.
La muerte como recordatorio de esforzarnos por vivir una buena vida. Si nos preocupamos por vivir para siempre, desperdiciaremos nuestra existencia. Tener su presencia a mano es fundamental para no desperdiciar el tiempo en nimiedades.
7.- Actuar con excelencia (virtud).
La razón de ser del estoicismo: la intención de nuestras acciones debe ser lo más virtuosa posible. Obrar conforme a las cuatro virtudes estoicas debe ser el faro que guíe nuestro comportamiento. En cada acto.
8.- Previsión de lo peor.
Si no nos preparamos para lo peor, cuando ocurra nos sorprenderá con la guardia baja y el impacto podría ser terrible. No significa ser negativo o pesimista, sino realista. En la vida ocurren desgracias. Cuanto antes lo asumas, serás capaz de maniobrar.
9.- Lo correcto, aunque me afecte.
En lugar de intentar actuar con pillería, o tratando de aprovecharnos de una situación, debemos ser honestos, aunque nos perjudique. Dado que nos medimos por la virtud de nuestras acciones, éstas deben ser lo más correctas posible.
10.- Cuestionar las primeras impresiones.
No dar nuestro asentimiento sin reflexionar ante lo que tenemos delante. No decir que sí o que no sin ponderar, sin razonar, si es lo correcto. Si nos dejamos arrastrar por las primeras impresiones, seguramente nos arrepentiremos.
11.- Todo, con moderación.
Se trata de controlarse, no de privarse. Se trata de disfrutar de todo en su justa medida. Porque es cuando nos excedemos cuando solemos errar: demasiado trabajo, demasiada comida, demasiado alcohol. Equilibrio, es la clave.
12.- Serenidad ante los eventos externos.
Ya que no los podemos controlar, lo más sensato es actuar con serenidad, con tranquilidad. Piensa en la última vez que perdiste los papeles, trata de recordar cuándo te dejaste llevar por la ira. Te enorgullece? Mantén la calma. Siempre.
Fuentes;
12 ideas prácticas para entender el estoicismo.
Por: Pepe García, autor de «SIEMPRE EN PIE»







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