🇪🇦El niño que no fue amado ❤️‍🩹👶 /🇬🇧The child Who was not loved ❤️‍🩹👶

Desaprender el dolor: cómo dejar de sobrevivir y empezar a amar 🇪🇦

El "tú" de los demás.

Tu vida se ha convertido en una obra maestra de mimetismo. Has moldeado cada esquina de tu ser a partir de las expectativas de los demás, un camaleón emocional entrenado para encajar. Algunas noches, miras al techo. Te preguntas si existe un "tú" genuino, libre de las armaduras que te has puesto para sobrevivir. Tu verdadero yo se siente como un mito, un rumor lejano que apenas te atreves a susurrar.

El creyente mínimo indispensable.

Te conformas, pero no por falta de ambición. Te conformas porque te enseñaron que "apenas lo suficiente" es el techo del afecto. Te aferras a las migajas emocionales como si fueran festines, convencido de que exigir más te convierte en un desagradecido. No es que no veas las señales de alerta, es que crees firmemente que si amas con más intensidad, finalmente te amarán como mereces. El amor, para ti, es un proyecto de mérito, no un derecho.

El corredor de fondo emocional.

Cuando el amor finalmente se presenta estable, amable y tierno, entras en un pánico gélido. Lo etiquetas como "aburrido", pero la palabra que buscas es "desconocido". Inicias discusiones sin motivo, te alejas, saboteas la conexión con una precisión quirúrgica, porque el caos es la única forma de intimidad que te resulta familiar. La calma, en cambio, se siente como una trampa peligrosa.

El soñador en guardia.

Así que encuentras tu refugio en la fantasía. En películas, libros, mascotas, o personas que sabes que son inalcanzables. Construyes un mundo interior donde el amor es predecible, seguro y manejable. En la vida real, el afecto siempre ha sido un campo de batalla y estás exhausto de sangrar. Tu imaginación es tu búnker; en ella, nadie puede herirte con una verdad incómoda.


El muro invisible.

El mayor obstáculo en la curación no es el pasado; es la lealtad inconsciente a la versión herida de ti mismo. Levantaste muros tan altos que, con el tiempo, te convenciste de que eran el horizonte. Te han protegido del dolor, pero ahora te aíslan del afecto. Es el miedo a la debilidad, el temor a ser visto en tu necesidad más básica. Debes enfrentar la dolorosa verdad: ese muro fue necesario para sobrevivir a una infancia o relación difíciles, pero ahora te está asfixiando en tu vida adulta.

El camino de regreso a ti.

El amor que buscas fuera es el que primero debes cultivar dentro. Este no es un proceso lineal. Es un desmantelamiento lento, una desprogramación de la supervivencia. Implica:

1.Establecer Límites (Decir no sin sentir culpa).

2.Validar tu Ira (Permitirte sentir rabia por lo que te fue negado).

3.Aprender a Recibir (Permitir que la bondad entre sin buscar la letra pequeña o la trampa).

La curación.

Pero esta es la verdad que nadie se molesta en susurrarte: Puedes reeducar tu sistema nervioso. Puedes aprender que el amor no tiene que ser sinónimo de dolor, que establecer límites no es rechazo, y que necesitar a alguien no te convierte en una carga o en un ser débil.
Sanar no es agradable; es un trabajo complicado, lento y, a menudo, se siente como una traición a esa versión de ti que aprendió a sobrevivir a través de la autosuficiencia extrema. Pero puedes desaprender la supervivencia.

Puedes ser amado por el simple hecho de existir, sin tener que ganártelo.
Porque el niño que no fue amado lo suficiente merecía amor desde el principio.
Y el adulto extraordinario en el que se convirtió, aún lo merece.

Unlearning Pain: How to Stop Surviving and Start Loving 🇪🇦🇬🇧

The "you" of others.

Your life has become a masterpiece of mimicry. You've molded every corner of your being based on the expectations of others, an emotional chameleon trained to fit in. Some nights, you stare at the ceiling. You wonder if a genuine "you" exists, free from the armor you've put on to survive. Your true self feels like a myth, a distant rumor you barely dare to whisper.

The Bare Minimum Believer.

You settle, but not for lack of ambition. You settle because you were taught that "barely enough" is the ceiling of affection. You cling to emotional crumbs as if they were feasts, convinced that demanding more makes you ungrateful. It's not that you don't see the warning signs; it's that you firmly believe that if you love more intensely, you will eventually be loved as you deserve. Love, for you, is a project of merit, not a right.

The Emotional Long-Distance Runner.

When love finally presents itself as steady, kind, and tender, you go into a cold panic. You label it "boring," but the word you're looking for is "unknown." You start pointless arguments, you withdraw, you sabotage the connection with surgical precision, because chaos is the only form of intimacy that feels familiar. Calm, on the other hand, feels like a dangerous trap.

The Dreamer on Guard.

So you find refuge in fantasy. In movies, books, pets, or people you know are unattainable. You build an inner world where love is predictable, safe, and manageable. In real life, affection has always been a battleground, and you're exhausted from bleeding. Your imagination is your bunker; in it, no one can hurt you with an uncomfortable truth.

The invisible wall.

The greatest obstacle to healing isn't the past; it's the unconscious loyalty to the wounded version of yourself. You've built walls so high that, over time, you convinced yourself they were the horizon. They've protected you from pain, but now they isolate you from affection. It's the fear of weakness, the fear of being seen in your most basic need. You must face the painful truth: that wall was necessary to survive a difficult childhood or relationship, but now it's suffocating you in your adult life.

The path back to you.

The love you seek outside is the love you must first cultivate within. This isn't a linear process. It's a slow dismantling, a deprogramming of survival. It involves:

1. Setting Boundaries (Saying no without feeling guilty).

2. Validating Your Anger (Allowing yourself to feel anger over what was denied you).

3. Learn to Receive (Allow goodness to enter without looking for the fine print or the catch).

Healing.

But here's the truth no one bothers to whisper to you: You can retrain your nervous system. You can learn that love doesn't have to be synonymous with pain, that setting boundaries isn't rejection, and that needing someone doesn't make you a burden or weak.
Healing isn't pleasant; it's complicated, slow work, and often feels like a betrayal of that version of you that learned to survive through extreme self-reliance. But you can unlearn survival.

You can be loved simply for existing, without having to earn it.
Because the child who wasn't loved enough deserved love from the start.
And the extraordinary adult they became still deserves it.