Otra vez nos encontramos con un Año Nuevo.
La celebración por la llegada de un nuevo año es un ritual para poner a salvo uno de los grandes motores del corazón humano: la esperanza.
Y esa esperanza quiere un mundo mejor.
Empecemos en nuestra casa, los padres y madres tenemos la responsabilidad y la obligación de vivir con confianza en el futuro.
Creo que la esperanza no es una ilusión ciega sino un reconocimiento de que no sabemos todo. Podemos suponer un cierto sentido de los acontecimientos, pero no un destino cierto ni para las sociedades ni para cada uno.
Y es esa lucecita la que tenemos que compartir con los chicos, el impulso hacia adelante.
Los niños y niñas acaban de llegar a este mundo, no debemos dejarlos sin horizontes.
Busquemos una nueva belleza para recibir y dar..
Es mi deseo para todos.Un abrazo..
Ilustración de Rima Koussa.







Replica a Mauro Longoni Cancelar la respuesta