El ser feliz, el autorrealizarse, ha sido desde tiempos inmemoriales un tema recurrente para explicar desde distintas disciplinas.
Una cierta tendencia hedonista en la sociedad occidental hace desviar el significado de la verdadera felicidad sobre el placer y así evitar el dolor.
Sin embargo, la ciencia incluso ha explicado como los circuitos neuronales que se activan en la felicidad son distintos a los de la experiencia placentera.
Marco Aurelio.
Fue un buen hombre, y también un emperador. El legado que nos dejó en su obra «Meditaciones» es una referencia en la psicología como ejemplo para alcanzar la felicidad y el bienestar.
“La mayoría de personas carecen de una filosofía de vida. Pasan los días persiguiendo placeres temporales y evitando las incomodidades. Son esclavos de lo inmediato, atraídos por cualquier distracción para no enfrentar su situación. Cualquier excusa para evitar la gran pregunta: ¿es así como quiero vivir? Vivir sin filosofía es vivir sin dirección. Absorberemos sin cuestionar los valores y aspiraciones del vulgo, y moriremos sin haber vivido en realidad. No deberíamos tener miedo a la muerte, sino a no empezar nunca a vivir”.







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