
En algunas ocasiones, más de las que nos gustaría, caemos en el error de decir cosas que pueden desmotivar, dinamitar su autoestima o dificultar nuestra relación con ell@s.
Según los expertos, éstas son las frases que debería evitar en la comunicación con sus hijos:
‘APRENDE DE TU HERMANO’
Las comparaciones siempre son odiosas, no sólo para los adultos, sino también para los menores. Es muy fácil caer en ellas cuando se tienen varios hijos, pero hay que tener cuidado porque «generan rivalidades en la familia y son muy perjudiciales a la larga», afirma Rueda. El niño percibe a su hermano como un modelo que nunca podrá alcanzar y esto afecta a su autoestima, al considerar que a sus padres les gustaría que él fuera de otra manera.
‘ME VAS A VOLVER LOCA’
Puede que esta afirmación sea cierta en muchas ocasiones y que usted se vea al límite de la cordura, pero no tiene por qué hacerle partícipe de ello a su hijo. «Utilizar la culpabilidad para motivar no es el mejor método para cambiar su comportamiento. Además, puede generar un impacto negativo en nuestra relación con ellos», afirma Rueda. «Les estamos transmitiendo la idea de que nuestros problemas son culpa suya, y esto les puede generar una gran ansiedad», afirma Inma Marín, consultora pedagógica y presidenta en España de la Asociación Internacional por el Derecho del Niño a Jugar.
‘¿NO TE DA VERGÜENZA PORTARTE ASÍ?’
Al igual que la anterior expresión promovía la culpa, ésta fomenta la vergüenza. Algunos padres tratan de imponer disciplina de esta manera, principalmente delante de otras personas, «pero es mejor evitar las críticas que no sean constructivas o sólo conseguirá humillarle y minar su autoestima», argumenta Rueda.
‘SI NO HACES ESTO, TE VOY A CASTIGAR’
Las amenazas, en cambio, utilizan el miedo y pueden llegar a erosionar la confianza que los niños tienen depositada en sus progenitores. Además, «con nuestro ejemplo, les estamos enseñando que para conseguir lo que quieren es legítimo hacerlo a través de la intimidación», dice Rueda.
El problema de abusar de esta frase u otras similares es que, en la mayoría de los casos, es una expresión vacía. Por ejemplo, «si te portas mal no te van a traer nada los Reyes Magos». «Sabemos que esto no va a pasar nunca ya que no pretendemos dejar a nuestro hijo sin regalos. De esta forma sólo conseguimos que nuestro hijo aprenda que sus acciones no tienen consecuencias y perdemos credibilidad. Por lo que si se quiere imponer un castigo, éste debe ser coherente y debemos estar dispuestos a llevarlo a cabo en un breve periodo de tiempo», dice la psicóloga.
ninguna explicación de por qué deben hacer lo que se les ha pedido.
‘NO LLORES, QUE NO ES PARA TANTO’
«Muchas veces tendemos a infravalorar los sentimientos de nuestros hijos. Puede que se hayan peleado con un amigo en el colegio y aunque esto para nosotros carezca de importancia, para ellos la tiene y no debemos quitársela», explica Marín. «También es habitual usarla con la intención de distraerles de eso que les duele para que se sientan mejor, pero esa no es la manera adecuada de ayudarles. Es mejor apoyarles y consolarles para que sepan que cuando les pase algo malo nosotros les entenderemos y estaremos ahí», continúa.
‘DEJA, QUE YA LO HAGO YO’
El mensaje que se lanza cuando se utiliza esta expresión es claro: «No vas a ser capaz de hacerlo». Y si el padre lo cree, el niño también lo hará, así que éste llega a la siguiente conclusión: «¿Para qué me voy a esforzar la próxima vez?».
Además, de esta forma le estamos impidiendo que aprenda por sí mismo, convirtiéndole en una persona dependiente e insegura. Otras frases similares a ésta son «no sabes hacer nada bien» o «no sé cuándo vas a aprender», afirmaciones poco constructivas que «no valoran el esfuerzo, sino el resultado que se obtiene», asegura Marín.
‘ERES UN VAGO Y ASÍ NO VAS A LLEGAR A NADA EN LA VIDA’
Los estudios y las malas notas son uno de los principales frentes abiertos cuando se trata de hijos adolescentes. La intención de los padres es que se den cuenta de que no les aguarda un futuro prometedor si no hacen lo que se espera de ellos y que llegará un momento en el que se arrepentirán de haber tomado decisiones equivocadas, pero lejos de provocar una reacción positiva en ellos, estas frases dañan la relación parteno-filial y provoca en los jóvenes frustración y desinterés.

A modo de lista. Más frases que deben evitarse.
- Te estás portando muy mal”.
- “Yo cuando tenía tu edad…”.
- “¿De verdad lo has hecho tú?”.
- “No hay quien te soporte”.
- “Tu hermano no hace esas cosas. Deberías aprender de él”.
- “Deja de llorar. Los niños no lloran”.
- “Qué ganas de que acaben las vacaciones y vuelvas al colegio. Ya me tienes aburrida”.
- Ya verás cómo se entere tu madre (o tu padre) de esto”.
- “Es que eres tonto”.
- “No sabes hacer nada bien”.
- “No corras”.
- “Yo pensaba que eras más listo”.
- “Como no hagas lo que te digo, te voy castigar”.
- “Quédate quieto”.
- “Eres igual que tu padre o tu madre”.
- “No grites”.
- No te subas ahí”.
- “De lo enfadada que estoy, no quiero ni verte”.
- “Te voy a …”.
- “No querrás quedarte sin parque o sin salir”.
- “Las muñecas son para las niñas y los coches, para los niños”.
- “¡No seas nenaza!”.
- “No llores, que no es para tanto”.
- «No llores, que no es para tanto”.
- “¡Sé un hombre y haz lo que tienes que hacer!”.
- “Eres muy delicado y demasiado sensible”.
- “Eres malo (o mala)”.
- “Mira que eres torpe“.
- “No te pongas tonto”.
- “Las chicas (o chicos) no hacen eso”.
- “Ojalá nunca hubiera tenido hijos“.
- “¡Vete de aquí y déjame solo!”.
- “No hables”.









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