Cuando un niño es constantemente criticado su cerebro se desconecta, le impide prestar atención porque le genera estrés y ansiedad,
y no puede procesar sus emociones de forma adecuada, esto repercute en sus relaciones actuales y futuras.
La crítica de los padres hacia los hijos, afecta al concepto que el niño está creando
de sí mismo.
Con tus juicios se sentirá pequeño, insignificante, ¡indigno!,
no merecedor de amor,
creerá que no vale lo suficiente,
Su autoestima se verá muy afectada,
sentirá tristeza, frustración,
inseguridad, rabia, confusión,
y todo eso le genera dificultades para relacionarse con las personas, tanto de niño, como de adolescente, y en su vida adulta.
Esa falta de autoestima también le genera miedo y ansiedad, desconfianza hacia las personas de su alrededor porque cree que lo pueden dañar con sus críticas y juicios, cerrando su corazón y le costará establecer vínculos sanos en sus relaciones, dependiendo del amor y aprobación de otros continuamente.
Cuanto más critiques a tus hijos y más duro y rígido seas en tus comentarios hacia ellos, más sufrimiento las generas, porque van adquiriendo una máscara que les impide ser ellos mismos para complacerte y que los apruebes en todo lo que hagan, hasta en las decisiones más insignificantes necesitarán tu aprobación y eso los vuelve dependientes de ti, inseguros.
Por tanto, se volverán muy exigentes y perfeccionistas con su persona, en todo lo que hagan y digan siempre intentarán buscar la perfección, para evitar el miedo a ser juzgados o cometer errores, ¡eso es algo muy pesado de llevar¡, porque ya sabes que esos supuestos «errores» son necesarios para aprender.
Ante tus críticas constantes se vuelven inflexibles consigo mismos, se sabotean con facilidad, se rechazan y se tratan de forma injusta, se atacan constantemente y dudan si lo que hacen o dicen es lo correcto para ellos, ¡Dejan de creer en sí mismos!
Además puede que se controlen hasta tal punto, que no se permiten expresar aquello que sienten por miedo a tu desaprobación
y que midan sus palabras constantemente perdiendo su espontaneidad.
¡Dejan de ser ellos mismos!,
se alejan de ti y de su verdadera esencia porque creen que hay algo mal en ser como son.
Si quieres decirles algo a tus hijos que sean comentarios constructivos, para su mejora continua y enfocados en buscar soluciones,
no juicios, humillaciones, palabras hirientes o faltas de respeto.
Todo lo que digas se convierte en su verdad, ¿Qué quieres que se convierta en su verdad? Ahora toma conciencia de como hablas a tus hijos y los mensajes que le transmites acerca de sí mismos.»
Del libro LA CONCIENCIA DE SER PADRES.
Isabel López Gallego.







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