El cariño, el respeto y la seguridad que damos en sus primeros años de vida a nuestros hijos e hijas determinan su salud emocional.
El amor sin condiciones es el origen de la felicidad, por eso las muestras de amor incondicional favorecen el desarrollo de nuestros hijos e hijas, su salud afectiva, su autoestima y su personalidad.
El amor de un padre y una madre por su hijo representa la energía más pura y poderosa. Y no hay que esperar un día especial para hacérselo saber a nuestros hijos. Cualquier día es bueno para celebrar el amor más grande del mundo entre padres e hijos.
El amor incondicional y la infancia.
Los niños y niñas necesitan desde bebés una presencia física y emocional constante, cariñosa, protectora y empática. Necesitan sentir amor, compañía y seguridad. Si lloran, necesitan consuelo. Si tienen miedo, necesitan sentirse protegidos. Si sienten alegría, necesitan compartirla. Si desean lanzarse a explorar el mundo, necesitan apoyo y confianza.
Cuando una niña o un niño pequeña crece notando la presencia y el amor incondicional de sus padres, se siente seguro de sí mismo y desarrolla una autoestima sana, que le acompañará de por vida. Para ello, es necesario no forzarles a realizar hitos para los que no están preparados (dejar el pañal o comenzar a andar antes de tiempo, irse a dormir solos a un cuarto propio o lanzarse por un tobogán si sienten miedo).
Nuestros hijos saben que los queremos con todo nuestro corazón, pero decirlo es muy importante para ellos.
Cada día les demostramos con acciones que les amamos, les cuidamos, les ayudamos y les damos montones de besos y abrazos.
Poner palabras a esos sentimientos además de hacerles sentir muy bien, aumentará su autoestima y hará que les sea más fácil expresar sus propios sentimientos.
A lo largo del día podemos demostrar nuestro amor por nuestros hijos e muchas maneras.
Con abrazos, besos, caricias… También ayudándoles en todo lo que todavía no saben o no pueden hacer por sí solos, preparándoles sus comidas favoritas, viendo con ellos sus dibujos favoritos, leyéndoles un cuento…
Pero también es muy positivo expresar con palabras esos sentimientos. Los niños necesitan sentirse seguros y escuchando de boca de sus padres frases de amor tendrán esa seguridad.
Su autoestima se verá reforzada al escucharnos y diversos estudios confirman que los niños que crecen en un entorno cariñoso afrontan de mejor manera las situaciones de estrés.
Un niño criado con cariño y en una familia en la que las muestras de amor entre todos sus miembros son frecuentes, serán adultos cariñosos y sensibles que sabrán expresar sus sentimientos y emociones con más facilidad.

Al amar a alguien podemos caer con facilidad en las trampas del cariño afectivo. En nombre del amor, a veces manipulamos y chantajeamos emocionalmente a nuestros seres queridos esperando influir en su conducta o puntos de vista, con el objetivo de satisfacer nuestras propias carencias afectivas, y así cumplir nuestras expectativas e idealizaciones, aquellas que a menudo proyectamos y volcamos en quienes nos rodean.
Por lo general, los padres y las madres amamos a nuestros hijos y deseamos lo mejor para ellos, no solo en su infancia, sino también en su vida adulta. Sin embargo, en muchas ocasiones, debido a nuestro estilo de vida y a nuestra propia experiencia familiar, nuestro acompañamiento es deficiente y nuestros hijos e hijas llegan a adultos cargados de carencias emocionales que les causan una perpetua sensación de infelicidad.
Ejemplos de frases y palabras de amor y cariño que les podemos decir:
- Te quiero: sabemos que es la frase típica y seguro que ya se la decimos a nuestros hijos todo el tiempo- Son palabras imprescindibles para la felicidad de cualquier niño, saber que son queridos.
- Eres lo mejor que me ha pasado en la vida: nuestros peques son sin duda de lo mejor que nos ha podido pasar y hay que decírselo. Que sepan lo importantes que son para nosotros.
- Estoy orgulloso/a de ti: Conforme van creciendo van consiguiendo pequeños logros, que para ellos son toda una conquista. Hay que reconocerles el esfuerzo y recordarles que estamos muy orgullosos de ellos.
- Yo te voy a querer siempre: uno de los miedos más comunes que tienen los niños es de que sus padres les dejen de querer. Algo que para nosotros es impensable, pero que ellos temen. Debemos darles la seguridad de que aunque en un momento determinado se porten mal o hagan algo mal, nosotros los vamos a querer siempre de forma incondicional.
- Tú puedes hacerlo, yo creo en ti: todos tenemos inseguridades y a veces no apostamos por nuestra valía ante algún reto. A nuestros hijos les sucede lo mismo, se enfrentan a situaciones que les generan ansiedad o preocupación, como por ejemplo hacer un examen que para ellos es complicado. Tenemos que motivarles y hacerles saber que nosotros creemos en ellos y que sabemos que son capaces de hacer todo lo que se propongan.
- Me encanta estar contigo: esto debemos demostrarlo a diario pasando tiempo con nuestros peques. Jugando, viendo una peli, yendo a dar un paseo… Pero también es bueno decirlo, que sepan que nos divertimos y que nos encanta hacer cualquier cosa con ellos.
- Puedes contarme cualquier cosa y yo te ayudaré: los niños también tienen sus problemas y sus preocupaciones, a nuestros ojos normalmente son pequeñeces, pero para ellos son problemas serios. Tienen que saber que pueden contarnos cualquier cosa y que vamos a intentar ayudarles en lo que podamos. Lo importante es que se sentirán escuchados. Todos necesitamos desahogarnos.
Nuestro trabajo como padres es que nuestros hijos se sientan queridos.
Además de decirles todas estas palabras para que sepan cuánto les queremos, según las circunstancias tenemos que motivarles y fomentar su autoestima.
Si están haciendo cualquier actividad, como bailar por ejemplo, podemos decirles que lo hacen genial, si han hecho un dibujo, expresar que nos encanta o si nos están ayudando a cocinar, darles las gracias y decirles lo bien que nos viene su ayuda.
También es importante dar las gracias o pedirles perdón si nos hemos equivocado en algo. Aunque sean pequeños, hay que tratarlos como las personitas que son y merecen nuestro agradecimiento o nuestras disculpas.
Con estos pequeños gestos diarios nuestros hijos se sentirán queridos y valorados y tendrán la confianza de hablar con nosotros y de contarnos sus alegrías y sus preocupaciones sabiendo que siempre, siempre vamos a estar ahí para ellos.
En realidad, las niñas y niños pequeños no piden mucho para ser felices: sentirse acompañados, amados, respetados, cuidados, que les hagan caso, les atiendan, les tengan en cuenta, les miren, les escuchen, les mimen y jueguen con ellos. Pero para muchas personas, ofrecerles a sus hijos/as su amor, compañía y atención constante supone una gran carga debido al lastre de sus propias infancias y a un sistema productivo capitalista que nos marca la obligación de alejarnos de nuestros bebés, desde sus primeros meses de vida, para poder subsistir económicamente.
Fuentes;
Rosatoys.com.
Mi bebé y yo .
criarconsentidocomún.con.
Créditos de imágen a quien corresponda.







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