La vida intrauterina es impresionante. Si piensas que el utero es aburrido, lee alguna de las cosas que experimenta tu bebé dentro de el.
En el momento de nacer, el bebé ya ha experimentado la diferencia entre la luz y la oscuridad, puesto que dentro del útero no hay mucha luz pero no es totalmente oscuro.
Ha aprendido a absorber líquidos al ingerir líquido amniótico que algunas veces hasta le llega a producir hipo y tal vez también a chuparse el pulgar.
A la sexta semana aparece la lengua, aunque hasta el quinto mes no se completan el paladar y las papilas gustativas. Con 22 semanas el bebé , gracias al desarrollo de las papilas, comienza a diferenciar las sustancias que toma la madre y que pasan al líquido amniótico a través de la placenta. Pero no todo lo que prueba le agrada, su gusto es selectivo.
Habrá adquirido la habilidad de adaptarse a los movimientos maternos y también podrá rascarse y revolverse o estirarse al sentirse sacudido o empujado.
Protegido dentro de su mundo acuoso, el feto siente el calor del líquido amniótico contra la piel de su cuerpecito y escucha los movimientos internos del cuerpo de su madre.
El utero es un mundo de sonidos rítmicos, puesto que desde la primera señal de vida, el feto vive al compás del corazón de su madre, en síntonia con el suyo propio, que late a un ritmo de casi el doble de velocidad.
El bebé mismo, se mueve rítmicamente dentro del útero; flota, se mece , y algunas veces hasta casi podría decirse que baila los primeros meses, cuando todavía tiene suficiente espacio como para hacerlo libremente.
Fuente; Primeros Lazos Psicopedagogía.
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