Querido yo,
Por favor, ya deja de mentirte. Reconoce que muchas veces preferiste cegarte que admitir la verdad. Tu alma no dejaba de hablarte, de decirte que soltaras, que no vivieras solo de los recuerdos y que buscaras muy dentro de ti, razones para salir a flote y existir. Sabes querido yo, tù ignoraste las señales, no decías nada y te callabas esas ganas de gritar que ya no querías vivir atrapado en falsas ilusiones.
Yo sé que lo entendías, pero tu esperanza porque todo fuese diferente a diario no te permitía despertar y aceptar el error de vivir y de fingir estar bien. Y es que, cuando quisiste hablar, no te dejaron, te llevaron al olvido y dejaron de escucharte.
Hay momentos en los que uno cae tan fuerte que en la caída, lo único que esperamos es quedarnos ahí, dejar de luchar, dejar de insistir y ese pequeño rayo de luz, dejarlo ir también. Solía pelear conmigo porque a la primera, corría detrás de aquellos que decidían no seguir conmigo, la torpeza en muchas ocasiones me llevó a arrastrarme por gente que solo transmitía ausencia, tristeza y oscuridad.
Ahora lo único que quiero
es quedarme en casa cuando dentro de mi llueve,
dejarme abrazar por el mar cuando todo se nuble,
dejarme amar por aquellos que me quieran cuidar.
No escribirle al pasado, dejarlo donde esta.
No quiero entregarme a la primera.
No quiero dudar de mí.
Me repito que no puedo dejar de luchar.
Ya no me importa si me juzgan,
no me importa quien se va,
quiero seguir escuchando mis ecos,luchar hasta alcanzar la verdad.
No sé si tengo mucho o poco,
pero me prometo, me repito y junto todas mis piezas rotas,
no dejo de insistir por mí.
Cada mañana cuando despierto,
me siento diferente y eso es algo que me gusta.
Fuente;
Alejandro Sequera.
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