“En mi libro El Secreto de la Infancia, cito las cartas recibidas de las primeras maestras que entrené, maestras de Nueva York, París, Sidney e Italia. Estas maestras no se conocían entre ellas. Sin embargo, todas ellas me escribieron y reportaron casi lo mismo. Describieron lo terriblemente desordenadas que eran sus clases al principio, lo imposible que era realizar algo, debido a que los niños rompían cualquier cosa, y el caos que era. Entonces me dijeron cómo, después de un tiempo, los mismos niños se volvieron calmados y comenzaron a trabajar con seriedad, convirtiéndose en ‘maestros de sí mismos’. Parecen ser personalidades nuevas. Han perdido sus defectos y se han convertido en seres felices y tranquilos; han sido completamente transformados. Ninguna maestra podría hacer esto. Este es el trabajo de la naturaleza cuando a los niños se les dan las posibilidades para trabajar en el ambiente adecuado.”
MARÍA MONTESSORI
Londres, 1946.
Fuente; Educación Montessori.
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