A lo largo de la vida, el niño enfrentará frustraciones naturales suficientes para lograr un proceso de adaptación saludable.
No necesitan ni deben ser sometidos a sufrimiento estéril.en ninguna circunstancia y mucho menos como estrategia para aprender cosas o para socializar.
El aprendizaje que se establece desde el bienestar genera salud mental. El aprendizaje que establecemos desde el malestar de forma repetitiva, genera traumas e interferencias en el desarrollo de los hitos madurativos, cognitivo, emocional… con los consecuentes síntomas en detrimento de la salud mental infantil.
No se les debe frustrar a propósito para que encajen en la sociedad, simplemente la vida se encarga… Uno no tiene que añadir frustraciones, lo cual tampoco significa sobreproteger y evitarles la frustración a toda costa, simplemente hay que dejarlos vivir la vida y que la vida se encargue. Cuidarlos, sí, pero no en exceso, buscando un equilibrio.
Mientras más experiencias de placer, confort, amparo, satisfacción a sus necesidades legítimas, básicas, instintivas, físicas y emocionales reciba oportuna y constantemente una criatura, favorecemos las condiciones para establecer cimientos sólidos para el desarrollo de adultos mentalmente sanos, empáticos y seguros de sí mismos.
Fuentes:
Berna Iskandar / Conoce Mi Mundo.
Educación Montessori.







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