✖️ El grito es más efectivo: no; sólo inhibe o paraliza. No educa.
✖️ Las palabras hirientes lo hacen entender: no; sólo socavan la autoestima y desploman la iniciativa. No educan.
✖️ Las amenazas funcionan: no; sólo provocan miedo y eso detiene la conducta en el momento. No educan.
✖️ Un golpe a tiempo lo frena: no; sólo genera terror y eso paraliza -y desorganiza-. No educa.
✔️ Conclusión (una, al menos): no le enseñemos que está bien gritar, amenazar o golpear para poner un límite. Trabajemos para que nuestro "no", respetuoso y atento a sus necesidades, funcione como un no.
Fuente; Natalia Calderón A. Psicopedagoga.







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