Por supuesto que hoy hay niños difíciles, pero la dificultad no la tiene el niño mismo, como el gatito que tiene el instinto de arañar y la abeja el de chupar la flor. No. Es nuestra culpa. El problema no es del niño sino nuestro, que no somos capaces de dar [al niño] una vida normal para un desarrollo normal. Tenemos que asumir nuestra responsabilidad y entender cómo hemos contribuido al desarrollo de un niño difícil. La cuestión no es corregirlo siempre, lo cual es superficial; más bien, se trata de darle una forma de vida más adecuada.
Fuente;
Basado en una lección dada por María Montessori en Perugia en 1951.







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