Si al dirigirnos a un niño lo hacemos agachándonos, arrodillándonos, poniéndonos a su altura:, en lugar de quedarnos de pie...
* Hay una mayor conexión.
* Tenemos la atención del niño.
* Eso demuestra respeto al niño.
* El niño se siente valorado y tomado en cuenta.
* Hay una mejor respuesta del niño.
"Agregaré por lo que experimento en mí, que también puede ocurrir un 'arrodillamiento interno'. Lo que quiero decir con esto es que podemos estar de pie, inclinarnos y estar con un niño de manera profunda ... .o podemos arrodillarnos a su nivel y estar bastante desconectados. Entonces, mi estado interno es esencial".
Fuente; Educación Montessori.







Deja un comentario