Buenos días. Hermosa reflexión la que encontré esta madrugada investigando y recopilando recursos.
Si una palabra amable y junto a la empatía siempre es el remedio (el poder de las palabras) en las relaciones con los adultos, ¿cuánto más importante lo será para el desarrollo integral y de una sana autoestima para un niñ@?
David López Moncada .
«Nuestros "malos alumnos" (de los que se dice que no tienen porvenir) nunca van solos a la escuela. Lo que entra en clase es una cebolla: unas capas de pesadumbre, de miedo, de inquietud, de rencor, de cólera, de deseos insatisfechos, de furiosas renuncias acumuladas sobre un fondo de vergonzoso pasado, de presente amenazador, de futuro condenado. Miradlos, aquí llegan, con el cuerpo a medio hacer y su familia a cuestas en la mochila. En realidad, la clase sólo puede empezar cuando dejan el fardo en el suelo y la cebolla ha sido pelada. Es difícil de explicar, pero a menudo solo basta una mirada, una palabra amable, una frase de adulto confiado, claro y estable, para disolver esos pesares, aliviar esos espíritus, instalarlos en un presente rigurosamente indicativo».
Fuente;
Leído y traído desde el muro de Entre libros (Gracias)
Ilustración de Lisa Aisato.







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