El momento en el que tienes un contacto piel con piel con tu recién nacido, tu cuerpo experimenta una subida rápida de los niveles de oxitocina.1 Conocida como «la hormona del amor» o «la hormona de las caricias», esta hormona también se libera cada vez que tu bebé succiona el pezón durante una toma.
Si el bebé se agarra desde muy pronto y con frecuencia, esto ayudará a que tu útero (matriz) se contraiga y fomentará la «tercera fase» del parto: la expulsión de la placenta. De ese modo, se evitará que pierdas demasiada sangre.
«Cuando una madre da el pecho, su útero se contrae de un modo más rápido que el de una madre que no lo hace», explica el profesor Peter Hartmann, un reconocido experto en lactancia, que trabaja en la Universidad de Australia Occidental. «En el pasado, cuando una mujer sufría una hemorragia, los médicos colocaban al bebé sobre el pecho lo antes posible para estimular esta contracción».
En los días posteriores al parto, la oxitocina que produce el cuerpo durante la lactancia te ayuda a evitar más pérdidas de sangre, por lo que es menos probable que sufras una anemia ferropénica.
Las madres que amamantan o se extraen leche tienen un menor riesgo de desarrollar:
• Cáncer de mama.
• Cáncer de ovarios.
• Cardiopatía.
• Ataque cerebrovascular.
• Diabetes tipo 2.
• Depresión post-parto.
Y, cuanto más amamanta una mujer en su vida, más protección recibe.
Créditos :
📸 Web.consultas.
📝 medela
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