




Si los padres elogian el esfuerzo “vacío” de los hijos una y otra vez (como destacar el esfuerzo que hizo para dibujar o para hacer algo), sin que invite a la reflexión o proponer una estrategia alternativa para que los propios niños se auto-valoren, solo harán que lleguen a conformarse con lo que tienen.
Lo niños necesitan llegar a sus propias conclusiones respecto a su esfuerzo e inteligencia, mientras que los papás sólo deben ayudarles a agregar información a esa autoevaluación.
Por ejemplo, se suelen juzgar o evaluar lo que ven en lugar de describirlo, como qué hermoso dibujo hiciste, eres muy trabajador por terminar la tarea, etcétera. Esto a la larga causa dependencia y espera el reconocimiento de los demás para nutrir su autoestima.
En cambio, el elogio descriptivo se usa para describir lo que el niño ha hecho; por ejemplo, usaste dos colores para crear uno nuevo, colgaste tú solo tu chamarra y la semana pasada todavía la dejabas en el sillón. El objetivo es que el niño sea quien evalúe sus propias acciones o comportamientos.
La clave para que expreses elogios descriptivos es ser específico:
🧡 Muestra agradecimiento (decir lo que hizo el niño y explicar cómo te ayudó)
🧡 Céntrate en la acción y no en la persona.
🧡 Haz preguntas en lugar de alabar (¿cómo hiciste eso, qué te gusta?)
🧡 Sé observador, aún más de lo que ya eres.
Fuente. Naran Xadul.







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