Phillis Wheatley, fue la primera escritora afroamericana en publicar un libro en los Estados Unidos.
“Fue llamada Phillis, porque así se llamaba el barco que la trajo, y Wheatley, que era el nombre del mercader que la compró»
Había nacido en Senegal. En Boston, los negreros la pusieron en venta. A los siete años fue robada de su poblado y vendida a traficantes. Esclava hasta los 20 años

-¡Tiene siete años! ¡Será una buena yegua!
Fue palpada, desnuda, por muchas manos.
A los trece ya escribía poemas, siendo sirvienta doméstica en la familia Wheatley, donde le enseñaron a leer y escribir inglés, y a saber del cristianismo. Estudió griego y latín. En 1773 al publicar su primer libro, Phillis Wheatley pudo comprar su libertad.
Phillis Wheatley, fue la primera escritora afroamericana en publicar un libro en los Estados Unidos.
Tuvo que recitar textos de Virgilio y Milton y algunos mensajes de la Biblia, y también tuvo que jurar que los poemas que había escrito no eran plagiados. Desde una silla, rindió su largo examen, hasta que el tribunal la aceptó: era mujer, era negra, era esclava, pero era poeta.”
Phillis llegó a ser la primera poeta afroamericana en los Estados Unidos, pero ¿Que perdió en ese camino a ratos animoso y desolador? Si aprendió a leer en otra tierra la biblia, si aprendió el inglés, y estudió el griego y el latín, lejos de su villorrio natal. Y sí, sobre ser traída de África a América, escribió lo siguiente:
Fue guardada por un Dios que más tarde conocería como su Dios, Creador, Salvador y Señor, a través de personas Suyas que la tomaron, rescataron, enseñaron, ayudaron y le transmitieron la fe.
“Fue misericordia la que me trajo desde mi tierra pagana, la que le enseño a mi alma sumida en ignorancia a entender que existe un Dios, que existe un salvador también: yo antes redención no buscaba ni conocía. Algunos ven nuestra raza negra con los ojos del desdén, “Su color es un estampado diabólico”. Recuerden, cristianos, negros, negros como Caín, pueden ser acrisolados, y unirse al sequito angelical”.
Phillis contrajo matrimonio con un negro liberto y de profesión verdulero llamado John Peters. Luego de que su marido la abandonara, realizó tareas domésticas como sirvienta. Ni el trabajo duro ni su habilidad artística le brindarían prosperidad, lo que desembocaría en su temprano deceso a la edad de 31, sumida en la pobreza, y muriendo su tercer hijo unas horas después. Un segundo volumen de poesía en el que se encontraba trabajando se ha perdido.
El escritor y periodista Eduardo Galeano la contó así, en su libro “El cazador de historias”:
“Fue llamada Phillips, porque así se llamaba el barco que la trajo, y Wheatley, que era el nombre del mercader que la compró. Había nacido en Senegal. En Boston, los negreros la pusieron en venta:
– ¡Tiene siete años! ¡Será una buena yegua!
Fue palpada, desnuda, por muchas manos. A los trece años, ya escribía poemas en una lengua que no era la suya. Nadie creía que ella fuera la autora. A los veinte años, Phillips fue interrogada por un tribunal de dieciocho ilustrados caballeros con toga y peluca. Tuvo que recitar textos de Virgilio y Milton y algunos pasajes de la Biblia, y también tuvo que jurar que los poemas que había escrito no eran plagiados.
Desde una silla, rindió su largo examen, hasta que el tribunal la aceptó: era mujer, era negra, era esclava, pero era poeta”.

Para acabar dejamos otro de sus poemas; Imaginación.
¡Imaginación! ¿Quién podría cantar tu poderío?
¿Y quién describiría la velocidad de tu carrera?
Elevándonos a través del aire para encontrar la radiante morada,
El empíreo palacio del tronante Dios,
Sobre tus alas aventajamos al viento,
Y dejamos atrás el rodante universo.
De estrella a estrella el ojo mental vaga,
Mide los cielos y recorre las regiones superiores;
Allí en un panorama abarcamos el magnífico todo,
O con nuevos mundos asombramos el alma infinita.
Fuentes;
Afomeminas.
Wikipedia.
heroinas.net.
Suite Información Magazine.
Protestante Digital.







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