LIBRO III: ERRADICAR LA IRA
Lo primero que se debe hacer es reconocer la ira en los demás; es decir, si esta puede llegar a ocurrir, o ya está ocurriendo en la persona. Hay personas que son ciertamente tolerantes hacia la molestia y cuesta que se vuelvan iracundas, mientras que hay otros que se molestan fácilmente.
Una vez calmados nosotros y estando seguros de que no recurriremos a la ira, entonces debemos pasar a tranquilizar a otros que san iracundos. Para no caer en la ofensa del que ofende (valga la redundancia) recibir sin perturbación alguna su ataque. Es así como lo dice Séneca:
«El que te ofende es más débil o más fuerte que tu: si es más débil, perdonalo; si es más fuerte, perdonate».
Para que el hombre no se sienta ofendido ni agredido, este debe mostrarse imperturbable e imparcial a todo ataque que pueda sobrevenirle.
Fuentes;
filosofíaapuntes.com
Sobre la ira.







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