
«Nacían, crecían en los arroyos, empezaban a trabajar a los doce años, atravesaban un breve periodo de belleza y deseo sexual, se casaban a los veinte años, empezaban a envejecer a los treinta y la mayoría se moría hacia los sesenta años. El duro trabajo físico, el cuidado del hogar y de los hijos, las mezquinas peleas con los vecinos, el cine, el fútbol, la cerveza y, sobre todo, el juego, llenaban su horizonte mental.
No era difícil controlarlos».
George Orwell.







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