
Fecha de publicación original: 2017
Autor: Massimo Pigliucci
Género: Libro de autoyuda
Idioma original: Inglés
«Morimos cada día»,
le escribió a su amigo Cayo. Séneca.
En cierta forma, en los estoicos la reflexión sobre la vida no es más que una meditatio mortis, una “meditación de la muerte”. Dice así Séneca: “Morimos diariamente, pues diariamente una parte de la vida nos es quitada, y entonces también, cuando crecemos, disminuye la vida (…) El día mismo que vivimos, lo compartimos con la muerte” (Ad Luc. 24, 20)
➪ Conectaba esta prueba con el resto de nuestra existencia en la tierra:
«Un hombre no puede vivir bien si no sabe cómo morir bien».
➪ Para los estoicos, la vida es un proyecto en desarrollo, y la muerte, su meta lógica y natural, no es nada especial y en sí misma no es nada que debamos temer en especial.
➪ Este punto de vista me llegaba muy dentro porque planteaba un equilibrio entre dos actitudes
opuestas a las que habían estado expuesto y que me parecían desagradables: no fantasear sobre una inmortalidad de la que no existen evidencias ni razones para creer en ella, pero tampoco el desprecio —o peor aún, el rechazo— secular por el tema de la muerte y la extinción personal.
➪ Por estas y otras razones, no estoy solo en mi empeño por revivir esta
antigua filosofía práctica y adaptarla a la vida del siglo XXI.
➪ Todos los otoños,
miles de personas participan en la Stoic Week.
un evento filosófico mundial y experimento de ciencias sociales organizado por un equipo en la Universidad de Exeter en Inglaterra, con la colaboración de filósofos académicos, terapeutas
cognitivos y practicantes cotidianos procedentes de todo el mundo.
El objetivo de la Stoic Week es doble:
por un lado, conseguir que la gente aprenda sobre el estoicismo y lo relevante que es para sus vidas, y por el otro lado, recoger datos
sistemáticos para analizar si la práctica del estoicismo representa una diferencia.
Los resultados preliminares derivados de la iniciativa de Exeter son provisionales (en las Stoic Weeks del futuro se utilizarán protocolos
experimentales más sofisticados sobre muestras más grandes), pero prometedores.
Los participantes de la tercera Stoic Week, por ejemplo, ofrecieron
un aumento del 9 por ciento de las emociones positivas, un descenso del 11 por ciento de las emociones negativas y una mejora del 14 por ciento en la satisfacción vital después de una semana de práctica. (El año anterior, el equipo llevó a cabo un seguimiento a largo plazo y confirmó los resultados iniciales en personas que siguieron practicando.) También parece que los participantes creen
que el estoicismo los vuelve más virtuosos: el 56 por ciento otorgó a la práctica estoica una nota alta en ese aspecto. Por supuesto, se trata de una muestra de personas autoseleccionadas que tienen interés en el estoicismo y participan al menos de algunas de sus ideas y prácticas. Pero si personas que ya están comprometidas en cierto modo con este punto de vista presentan cambios tan significativos al cabo de unos pocos días, esto debería animar a otras personas a prestarle un poco de atención.
➪ Estos resultados no son totalmente sorprendentes, teniendo en cuenta que el estoicismo es la raíz filosófica de una serie de terapias psicológicas basadas en pruebas científicas, entre ellas la logoterapia de Viktor Frankl y la terapia
racional emotiva conductual de Albert Ellis. De Ellis se ha llegado a decir que
«ningún individuo —ni siquiera el propio Freud— ha tenido un impacto tan
grande en la psicoterapia moderna»
➪ Frankl fue un neurólogo y psiquiatra que sobrevivió al Holocausto y escribió el best seller
«El hombre en busca de sentido».
Su conmovedora e inspiradora historia de resiliencia se puede leer como un ejemplo contemporáneo de estoicismo práctico.
➪ Tanto Ellis como Frankl
reconocían el estoicismo como una influencia importante en el desarrollo de sus métodos terapéuticos, con Frankl caracterizando la logoterapia como un tipo de análisis existencial.
Otro relato emotivo de estoicismo lo ofrece el vicealmirante
James Stockdale en sus memorias In love and war. Es conocido que Stockdale atribuyó al estoicismo (y en particular a sus lecturas de Epicteto) su supervivencia bajo condiciones terribles en un campo de prisioneros de guerra vietnamita.
➪ También tiene una deuda significativa con el estoicismo la familia cada vez más diversa de prácticas que se agrupan bajo la rúbrica general de
terapia cognitiva conductual (CBT, en sus siglas en inglés), que se aplicó inicialmente para el tratamiento de la depresión y que en la actualidad se emplea
ampliamente en una variedad de trastornos mentales. Aaron T. Beck, autor de Cognitive therapy of depression, reconoce su deuda cuando escribe:
«Los orígenes filosóficos de la terapia cognitiva se pueden rastrear hasta los filósofos estoicos».
Por supuesto, el estoicismo es una filosofía, no un tipo de terapia.
➪ La diferencia es crucial: una terapia pretende ser un enfoque a corto plazo para ayudar a las personas a superar problemas específicos de naturaleza psicológica;
no es necesario que proporcione un marco general, o una filosofía, de vida. No obstante, una filosofía de vida es algo que necesitamos todos y que todos desarrollamos, de manera consciente o no. Algunas personas simplemente adoptan en su conjunto un marco de vida que adquieren de una religión.
➪ Otras construyen su propia filosofía mientras siguen adelante, sin pensar demasiado en ello, pero aun así realizan acciones y toman decisiones que reflejan una comprensión implícita del sentido de la vida. Y también hay otras que más bien
—según la famosa frase de Sócrates— se toman tiempo para examinar su vida con el objetivo de vivirla mejor.
➪ Puede que el estoicismo, como cualquier filosofía de vida, no sea atractivo ni funcione para todo el mundo. Resulta bastante exigente establecer que el carácter moral es lo único valioso que merece la pena cultivar; la salud, la educación e incluso la riqueza se consideran «indiferentes preferidos» (aunque los estoicos no abogan por el ascetismo e históricamente muchos de ellos disfrutaron de las cosas buenas de la vida).
Estas «externalidades» no definen lo que somos como individuos y no tienen nada que ver con nuestra valía personal, que depende de nuestro carácter y de nuestro ejercicio de las virtudes. En este sentido, el estoicismo es eminentemente democrático, pasando a través de las clases sociales: ya sea rico o pobre, sano o enfermo, educado o ignorante, todo
esto no implica ninguna diferencia en su capacidad para vivir una vida moral y
así alcanzar lo que los estoicos llamaban ataraxia, o tranquilidad de la mente.
➪ A pesar de todas sus singularidades, el estoicismo tiene numerosos puntos de contacto con otras filosofías, con religiones (budismo, taoísmo, judaísmo y cristianismo) y con movimientos modernos como el humanismo secular y la cultura ética.
Para mí, como persona no religiosa, hay algo muy atrayente en la idea de una filosofía tan ecuménica, que puede compartir sus objetivos o al menos algunas actitudes generales con otras grandes tradiciones éticas de todo el mundo. Estas características compartidas me han permitido rechazar con mayor fuerza las estridencias del Nuevo Ateísmo que he criticado antes, y también
permiten que personas religiosas se distancien del cada vez más pernicioso
fundamentalismo de diferente índole que ha marcado nuestra historia reciente.
➪ «Para un estoico, en última instancia no importa si creemos que el Logos es Dios».
Massimo Pigliucci.
«Cómo ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua
para vivir una vida moderna»

Fuentes.
Wikipedia.
Google books.
Casa del libro.







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